Leo Rojas, un referente de la tradición otavaleña en Europa

Leo Rojas, artista de origen otavaleño y ganador del ‘reality’ Supertalento Alemán 2011, regresó a Europa cargado de reconocimientos.

Para el sociólogo Juan Flores Ruales, director de Cultura de la Universidad Técnica del Norte, Rojas es el reflejo del espíritu emprendedor de los indígenas de Otavalo. “Históricamente los otavalos fueron mindalaes (comerciantes). Y en la década de 1970 salieron por el mundo a ofrecer sus artesanías y su música”.

Durante las dos primeras semanas de enero permaneció en Ecuador. Junto al equipo de producción del ‘reality’ grabaron un video en Quito y en El Chorro y en el Parque Nacional El Cajas, rincones naturales de Azuay.

También se dio tiempo de contar a sus seis hermanos menores la emoción que sintió al interpretar la canción Pastor solitario, que le llevó a la fama. Esa vez utilizó una flauta de pan, el palo de lluvia y una ocarina.

En Otavalo, otros parientes de Leo lo esperaban. Pero no llegó. Su primo Jaime Santillán contó que los dos viajaron a Europa en el 2000. “Vendíamos artesanías y tocábamos música”. Recuerda que lo que su primo Leo Rojas extrañaba más del país era el maíz tostado que preparaba su madre.

Con la sencillez que lo caracteriza, el artista de 27 años explicó que el video filmado en Azuay acompañará a la presentación de su primer disco ‘El espíritu del halcón’. Aseguró que el 27 de enero será el lanzamiento del trabajo musical en Alemania. El disco incluye 12 temas que fusionan los ritmos andinos y clásicos.

En su estadía en el país, Rojas recibió la presea Vicente Rocafuerte, que le otorgó la Asamblea Nacional. También hubo reconocimientos y regalos del Ministerio de Turismo, Gobernación de Azuay y Municipio de Cuenca.

A pesar de la fama que alcanzó el 17 de diciembre del 2011, al superar un concurso que tuvo 42 000 participantes en el popular programa de televisión alemana, Rojas es el mismo muchacho humilde que nació y creció en la capital azuaya.

Vestido con un jean y una camisa a cuadros estuvo la semana pasada en la plaza de San Francisco, de Cuenca.

Ahí se abrazó con su madre, María Juana Santillán Rojas, y con su padre Segundo Torres Guerra.

Hace más de tres décadas, su progenitora emigró a la capital azuaya. Allí, esta vez, Leo permaneció todo el día acompañando a sus progenitores, en su puesto de venta de sacos y ponchos de lana.

No dudó en sentarse en la vereda como cuando era niño y acompañaba las jornadas de sus padres, en un portal, donde junto a otros otavaleños, venden artesanías, desde hace tres décadas

María Elena Maldonado comerciante del lugar recordó que Leo era un niño alto y fuerte que solía corretear feliz por una de las tradicionales plazas cuencanas. Pero, como muchos indígenas otavaleños, partió a Europa hace 11 años. Vivió en España y Alemania, a este último país lo considera su segunda casa.

Fuente: Diario El Comercio

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